Todos, al momento de que nos dejen, recurrimos a ellas. Son trilladas, fáciles de recordar, y destilan despecho:
- Ya vas a volver...
- Te vas a arrepentir
- Nadie te va a querer como yo
- Te estás equivocando, y lo sabés
- El día que mires hacia atrás y te des cuenta de lo que perdiste, te vas a querer matar
- Cuando vos vuelvas, yo no voy a estar esperandote, sabelo.
- Sabés qué? Ni te merecés que me ponga mal por vos.
- Sos igual a todos
- Pensé que lo que teníamos era distinto. Obviamente me equivoqué
- Andá, buscá alguien que te banque como sos. Dudo mucho que la encuentres...